miércoles, 17 de febrero de 2016

- Karina -

Fotografía: Alberto Sánchez (@eies17)

















Una bofetada de aire
con tu olor particular.

Una carcajada absurda

que me entretiene horas
y no me deja no pensar
en alguna anécdota perdida
que solo yo recuerdo.

La necesidad salvaje

de arrastrar mis labios
por cada imperfección de tu piel,
que me encanta,
que es tan vulnerable.

Entonces me despierto

bañada en sudor frío.
Mi despertador habitual.
Los sueños son los secretos

mejor guardados de uno mismo,
dicen.

Lo acepto:
muero de ganas de que llenes

cada recoveco de mi cuerpo.
Pero acto seguido me ruborizo
y me refugio en mi armazón triste.

Y desde ahí

observo cómo dejas entrar en tu vida
las migajas de otros
que podrían llegar a quererte
más que yo,
pero no mejor.

Porque, si algo me estimula

es poder
quererte
bien. 


Y tú ¿qué sueñas?

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