Fotografía: Alberto Sánchez (@eies17)
|
Te despiertas agitada
de madrugada.
Las humedades de tus paredes
han dejado de invernar
y quieren salir.
Intentas retenerlas
con un nudo en la garganta,
pero se han abierto paso
por los poros de tu piel
que le dan la bienvenida
a la lluvia torrencial.
Saltas de la cama
dando bandazos arrítmicos.
Y te buscas.
Y me buscas.
Y me buscas.
Y te buscas.
Pero no nos encuentras
a ninguna de las dos:
Ni a ti,
ni a mi.
Porque tú
ya no eres tú.
Y yo,
ya
no
estoy.